“El ego de los científicos es una barrera clave en el progreso”. «¡Si los expertos de cualquier campo se juntaran en una habitación y olvidaran sus nombres, sus egos, sus títulos, y sólo pensaran, se les ocurrirían muchas soluciones para tantas cosas! Pero todos estos títulos y ego se interponen en el camino”. lo dijo la profesora Katalin Karikó hace unos dos años en una entrevista al diario The Guardian (https://www.theguardian.com/world/2021/sep/10/scientists-egos-key-barrier-to-progress-covid-vaccine-pioneer-katalin-kariko).
Hoy ha sido premiada con el Premio Nobel de Medicina 2023, junto con Drew Weissman, por sus investigaciones pioneras asociadas con las vacunas ARN mensajero, la tecnología detrás de las vacunas conta el COVID-19 eficaces.
En los años 90, Katalin Karikó (Hungria 1955) era profesora asistente en la Universidad de Pensilvania. En sus trabajos de investigación, Katalin trataba de desarrollar métodos para utilizar el ARNm con fines terapéuticos. Sin embargo, tenía dificultades para convencer a los financiadores de la investigación de la importancia de su proyecto. En 1995, Karikó fue diagnosticada de cáncer y esa misma semana la Universidad de Pensilvania le dio un ultimátum: o dejaba de investigar el potencial de la tecnología de ARNm o perdía su prestigioso puesto en la facultad. Optó por un descenso de categoría –y un recorte salarial considerable– para seguir investigando.
Si no fuera por su autoconfianza, su ilusión y su optimismo, es posible que el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19, no fuese tan rápida como lo fue. Gracias a ellas, hemos superado la fase aguda del COVID-19 y se han salvado miles de vidas en todo el mundo.
Muchas gracias Katalin