Asier Aranzabal

Profesor Titular de Universidad en UPV/EHU

Desafios extremos: Cómo el alpinismo puede inspirar el liderazgo en el aula

Figura 1. Nos faltan 100 metros para coronar el Campbiel (3173 m) por la vía de corredores. Lo último ha sido la arista de nieve que se ve en la parte superior derecha. David está reventado y con problemas musculares en los abductores

Hoy he impartido una clase fuera de lo normal. Mi objetivo ha sido ayudar a entender a mis alumnos de Ingeniería Química, utilizando una experiencia mía en alpinismo, la importancia de los siguientes tres conceptos en el éxito de los equipos: la exigibilidad individual, la interdependencia positiva y el liderazgo compartido.

Quiero explicar a mis alumnos cómo reconocí que al menos estos tres elementos fueron la clave de éxito de supervivencia del equipo que formamos Beñat, David y yo, en el descenso de la cumbre pirenaica Campbiel de 3173 m, el 5 de febrero de 2023.

A lo largo del curso (septiembre a diciembre) hago mucho énfasis en estos tres conceptos a mis alumnos de Ingeniería de Procesos y Producto del 3.° del Grado de Ingeniería Química de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU.

Para mí, la mejor manera de aprender algo es haciéndolo. Por eso, mis alumnos aprenden a diseñar un proceso químico y a evaluar su rentabilidad económica, haciéndolo. En este curso, han diseñado en grupos de 5, una planta química para producir 18.000 toneladas/año de aceite secante a partir de aceite de ricino acetilado, que conlleva la realizar 5 entregables. Como podrás deducir, uno de los resultados de aprendizaje en esta tarea es trabajar en equipo, que comprende:

  • Aportar ideas, sugerencias y esfuerzos al equipo.
  • Participar en las decisiones del equipo.
  • Reconocer las aportaciones de los demás.
  • Comunicarse de forma saludable, escuchar activamente y respetar las opiniones, costumbres y preferencias de los demás.
  • Reconocer las aportaciones de los demás.

Los profesores de la asignatura, @Eva Epelde y yo, creamos los equipos de 5, en base a la teoría de los roles de Belbin. En este artículo contamos cómo lo hacemos: DOI: 10.1016/j.ece.2021.09.001. Belbin, un investigador británico en el campo de la psicología y comportamiento de los equipos, identificó 9 roles de comportamiento en equipos de trabajo. Si los miembros de los equipos de trabajo abarcan una distribución equilibrada de estos 9 roles de comportamiento, la eficiencia del equipo aumenta. Además, Belbin aboga por el liderazgo compartido en el sentido de que, en cada fase de trabajo del equipo, la relevancia de unos roles es mayor que la de otros, por lo que un equipo eficaz es el que sabe reconocer el liderazgo de cada rol en su momento adecuado.

Los conceptos de exigibilidad individual e interdependencia positiva son dos de los cinco ingredientes clave que identificaron los investigadores Johnson y Johnson para un exitoso aprendizaje cooperativo.

¿y todo esto, cómo casa con el alpinismo?

Cuando se habla de liderazgo, frecuentemente se utiliza la montaña como un contexto “ideal” para explicarla; también para analizar cualidades para ser un buen líder. Recientemente, el ochomilista @Alex Txikon ha sido invitado al congreso #Innova Bilbao 2023 para hablar de liderazgo. Muchos programas de formación en liderazgo tienen una actividad experiencial en la montaña. Yo creo que se debe al hecho de que, como dice el alpinista y rescatista #Luis Miguel Egilluz, las leyes de la naturaleza son implacables y no perdonan. Las leyes de la naturaleza no entienden de derechos y, por tanto, nos pone a los montañeros o alpinistas y sus equipos en clave de supervivencia. Nuestro comportamiento es clave, tanto para el éxito del grupo en el ascenso, como en el descenso de la montaña. Sin embargo, esas mismas claves son las que también permiten el éxito de equipos en otros ámbitos de la actividad humana.

¿Cómo se manejan estos tres conceptos en un equipo de alpinismo?

Un equipo de alpinismo es un grupo de individuos con un objetivo común: subir y bajar la montaña sanos y salvos. Como en cualquier otro equipo, los individuos desean crecer y conseguir metas comunes, de forma que los talentos y habilidades se complementan entre sí, aumentando con ello la probabilidad de éxito. Sin embargo, a diferencia del equipo, un grupo también lo forman individuos, pero, sin un objetivo común claro y, cada uno trabaja en objetivos individuales que de alguna manera puedan aportar algo al grupo. A menudo se compite para destacar.

El fracaso de la actividad alpinista puede llegar a ser la muerte. El éxito y el fracaso están relacionados con la actitud de cada uno de los individuos frente a los elementos exigibilidad individual e interdependencia positiva. En este punto, voy a emplear las ideas que Luis Miguel Egilluz (en adelante LME: https://luismigueleguiluz.blogspot.com) vertió en una conferencia sobre seguridad en montaña invernal, al que he podido acceder en YouTube (https://youtu.be/YGbwDIjc-CQ), y con las que estoy de acuerdo en base a mis experiencias en la montaña y en la práctica de alpinismo. LME llama obligaciones a los conceptos de exigibilidad individual e interdependencia positiva.

Una actividad alpinista está supeditada a las leyes de la naturaleza: orografía, frío, calor, viento, estado de la nieve, dificultad de la ruta y estado físico (cansancio, hambre, deshidratación, vista, etc.). Eso quiere decir que los individuos deben comportarse en clave de equipo (LME: obligaciones), y no en clave individual (LME: derechos). Estos dos elementos suponen que ninguno de los individuos puede hacer lo que le da la gana, porque el desenlace puede ser fatal, no sólo para el individuo, sino para el equipo. Según LME, las leyes de la naturaleza no entienden de excusas o de derechos, que en la urbe nos pueden servir para no cumplir con nuestras obligaciones o relativizarlas. Las leyes de la naturaleza actúan sin miramientos.

Figura 2. Las obligaciones para los equipos en la montaña y en la urbe son las mismas. Sin embargo, la montaña no entiende de los derechos y excusas que manejamos en la urbe.

En los siguientes párrafos, intentaré clasificar en dos las obligaciones de las que habla LME: las asociadas a la exigibilidad individual y las asociadas a la interdependencia positiva.

Las obligaciones del tipo exigibilidad individual de cada individuo comienza en casa a la hora de preparar la mochila (Figura 3). Debe emplear toda la fuerza de su mente en prever. Por ejemplo, en prever que uno puede perder las gafas, y que, si no lleva repuesto, se puede quedar ciego, o que se puede perder los guantes cuando se los tiene que quitar para mirar el GPS, o para montar una reunión, y si no lleva repuesto puede bajar de la montaña con una congelación en los dedos. Así, con todo el equipamiento individual que lleva cada uno en su mochila. Las consecuencias no son solo individuales, también afectan al grupo y a su objetivo. También es obligación del individuo llevar los crampones ajustados al tamaño de la bota, así como ser autónomo en su puesta y quita (según el estado de la nieve hay que quitar y poner muchas veces) o en prever que el cartucho de gas puede congelarse en un vivac y, por tanto, debe meterlo en el saco, para poder disponer de agua líquida para la actividad. Los individuos novatos, deben pedir ayuda a los veteranos para hacer la mochila, para ponerse los crampones, para fijar el piolet, etc. pero también tienen la obligación de aprender para dejar de ser novatos.

Figura 3. Esta es mi mochila cuando voy a hacer una actividad de alpinismo invernal. 1) mochila de 40 litros; 2) pantalón invernal; 3) camiseta de manga corta; 4) camiseta térmica; 5) chaqueta térmica con gorro; 6) plumífero compacto; 7) goretex; 8) guantes; 9) guantes de seda que van por dentro; 10) guantes de emergencia; 11) pasamontañas; 12) gafas de sol; 13) gafas de sol para emergencia; 14) botas rígidas; 15) crampones; 16) un par de calcetines; 17) linterna frontal con pilas de recambio; 18) walkie-talkies; 19) brújula, navaja, esparadrapo, compeed, crema solar, cuchara-tenedor plástico, móvil, powerbank, 20) dos bastones con roseta de nieve; 21) dos piolets de escalada; 22) casco; 23) arnés con un 8, con reverso, cintas diferente tamaña, mosquetones de seguridad; 24) Raquetas; MATERIAL COMÚN DEL EQUIPO: A) cuerda 60 m 8.2 mm; B) Un lazo grande de cordino; C) dos estacas; D) tres anclas; E) 4 tornillos de hielo; F) un juego de fisureros; G) un juego de friends.

Las obligaciones del tipo interdependencia positiva están relacionadas con la actitud de los individuos frente a los imprevistos y adversidades que puedan surgir en la actividad. Por ejemplo, los individuos que se sienten más fuertes y, por tanto, están tirando del equipo, tienen la obligación de mirar atrás y ajustar el ritmo para que el equipo completo vaya junto. De lo contrario, estarán dividiendo el equipo y actuando en contra de la interdependencia positiva. Sin considerar el material común (cuerdas, friends, fisureros, anclas, estacas, etc.), el material individual que porta cada uno en su mochila, aunque no lo parezca, es también material común (comida, agua, anti ampollas, gafas…), ante imprevistos o una adversidad. Los individuos más hábiles tienen la obligación de generar interdependencia positiva ayudando y enseñando al lento, al que no sabe, o no lleva el crampón a medida, independientemente de su falta de exigibilidad individual. Por el contrario, si actúa con comentarios de menosprecio y sin prestar ayuda, puede generar subgrupos y romper la interdependencia positiva. Las actitudes, que van en contra de la interdependencia positiva, pueden comprometer el éxito de la actividad (subir y bajar la montaña sanos y salvos). Otro ejemplo: hace años, cuando no sabíamos tanto como ahora, uno de los miembros del equipo perdió las gafas de sol en una actividad invernal. Ninguno de los demás llevábamos otro par de repuesto, por lo que la solución para evitar que se quedara ciego, fue compartir las gafas de todos, rotando cada 10 minutos. De esta forma cada 30 minutos, uno de nosotros quedaba expuesto a la claridad de la nieve sólo durante 10 minutos, de forma alterna. Esto se llama interdependencia positiva, nos necesitamos unos a otros, para alcanzar el objetivo con éxito: subir y bajar la montaña sanos y salvos.

Otro elemento muy importante de la interdependencia positiva es que los individuos del equipo reconozcan las fortalezas de sus compañeros, de manera que el equipo las aproveche compartiendo con ellos el liderazgo en las distintas fases de la actividad y facilitar el éxito. Uno puede tener más miedo en laderas heladas, y por tanto ir más lento, pero puede ser excelente orientándose que, en caso de niebla, su destreza puede ser clave. O como dice LME, puede ser excelente con las tortillas de patatas que ha preparado para celebrar el éxito de la actividad, pero que, si parte del equipo le deja atrás y rompen el espíritu de equipo, ya no hay celebración. Igualmente, deben conocer sus debilidades para actuar complementándolas. Por ejemplo, si un miembro tiene tendencia a poner el foco en lo negativo, es importante que haya miembros con espíritu positivo o bien, que le adviertan que su actitud no ayuda.

¿QUÉ PASO EN EL CAMPBIEL?

El 5 de febrero, Beñat, David y yo escalamos desde la estación de esquí francesa Piáu Engaly (Hautes-Pyrénées) al Pico Campbiel (3173 m) a lo largo de una serie de corredores se conectan uno detrás de otro hasta la misma cima, por la vertiente sureste (SE). Una de las ascensiones más interesantes que he realizado hasta ahora. Las condiciones climáticas fueron excelentes. Publiqué un video YouTube sobre esta preciosa ascensión (https://youtu.be/wEfydt-v43U):

Pasaré a utilizar el presente histórico para describir el suceso a partir del momento que alcanzamos la cumbre. Son las 17:00 horas bastante cansados. Para ser una actividad invernal es muy tarde. Las razones han sido varias. Por un parte, errores que hemos cometido durante la ascensión:

  1. Hemos subestimado el desnivel que teníamos que superar (1400 m) y como consecuencia, hemos iniciado la actividad tarde: 8:00.
  2. Un error de orientación en la entrada del tercer corredor no ha hecho perder bastante tiempo.
  3. A la entrada de dicho corredor, David ha caído en una grieta tapada por la nieve y ha quedado enterrado cuerpo entero. El error ha sido mío, porque al haber pasado el primero y haberme percatado del peligro, no le avisé con suficiente ímpetu. Ha costado tiempo desenterrar una de las piernas que quedó atrapada, sin consecuencias físicas.
  4. El último tercio de la subida, David ha subrido de problemas musculares en los abductores, lo que ha ralentizado la marcha.
  5. La última rampa antes de la arista somital (100 m) hemos encontrado nieve sin transformar en la que nos hundíamos casi hasta la cintura. Ha exigido más tiempo de los normal y sobre todo mucho esfuerzo físico.

Alcanzada la arista somital y la cumbre, hemos quedado expuestos a fuertes vientos del norte, por lo que nuestra sensación térmica está bajando súbitamente. Dada la hora tardía (17:00), sin tiempo para celebraciones, emprendemos el descenso por una ruta diferente, más fácil para descender. Los corredores se suben, pero raramente se bajan, por su fuerte pendiente.

Revisamos la ruta de descenso en la aplicación GPS de mi teléfono móvil. Sólo queda un 20% de batería como consecuencia de otro error: olvidé activar el modo avión nada más haber iniciado la actividad. Tampoco podemos usar el móvil de Beñat, ni de David, porque no se habían descargado los dos tracks que les había enviado los días previos a la actividad.

La ruta de descenso supone caminar por la arista somital unos 400 m de distancia hasta la cumbre Pic de Lentilla (3157 m) en dirección suroeste (SO), tras lo cual se accede al corredor de la Lentilla (40º de inclinación). Se debe descender por éste (SO) hasta los 2600 m. En ese punto se ha de caminar en dirección SE para alcanzar un collado (2680 m) y el cual da acceso a la vertiente sur, que nos lleva directos a la base de la montaña y la estación de esquí, punto de inicio de nuestra actividad.

Apago el móvil para conservar la poca batería restante para momentos críticos. Caminamos hacia el Pic de Lentilla por la arista somital, por donde pisamos mayoritariamente roca, sin nieve, debido a fuertes vientos imperantes en semanas precedentes. Con el Pic de Lentilla a la vista (una protuberancia), decidimos bordearla por la ladera norte (en lugar de ascenderla, debido al cansancio), ya que se intuye el rastro de un sendero, que se confirma más tarde con la aparición de sucesivos cairns en la ladera. Seguimos estas marcas, pensando que coinciden con nuestra ruta de descenso. Una vez bajados unos 250 metros de desnivel, bajo un fuerte y gélido viento que no amaina, paro para encender el móvil y comprobar nuestra ruta, ya que el paisaje que tengo delante no coincide con mi recuerdo en mis preparativos en casa. Encender el móvil y manejarlo supone quitarse dos guantes (uno encima de otro) y exponer la mano desnuda al gélido viento. El GPS me da la posición y me confirma que descendemos más a la derecha de donde habíamos planeado bajar. Camino hacia la izquierda hasta un corte, debajo del cual había unos 30 metros de caída vertical hasta una ladera de nieve, por la que se supone deberíamos haber descendido. Entonces comprendo que hemos cometido un error adicional al haber ladeado y no coronado el Pic de Lentilla. Mis compañeros se encuentran a unos 100 metros por debajo caminando lo más rápido que pueden. El sonido de mis gritos se los lleva el viento, por lo que no me queda más que esperar a que David o Beñat se den la vuelta para corroborar que descendemos juntos.

Figura 4. Las posibles rutas de descenso. Rojo: ruta de ascenso; Azul: ruta de descenso planificada; Amarillo-Naranja: ruta descenso equivocado hasta reagrupación; Verde: Alternativa incierta; Amarillo claro: Descenso seguro hasta el lago Cap de Long según mi creencia errónea; Amarillo-Naranja: Ruta realizada de noche por la ladera del lago y carretera de 15 km hasta Fabian; Violeta; carretera D188 recorrida en coche hasta Piau Engaly.

Una vez reagrupados, e informados de nuestro error, hay que decidir qué hacer. Son ya las 17:45. Planteo y valoro tres alternativas (Figura 4):

  1. Azul: Corregir el error. Volver a subir al Pic de Lentilla, lo que supondría 250 metros de desnivel positivo bajo un intenso viento gélido. Nos alcanzaría la noche en el corredor Lentilla (40º de inclinación)
    1. Pros: seguir el track.
    1. Contras: poca batería para seguir el track o confirmar posición; problemas musculares de David para acometer el desnivel positivo; más exposición al viento; descenso por ladera inclinada de noche.
  2. Verde: Seguir descendiendo en nuestra dirección actual (O) hasta el collado de Badet (próximo) y acometer un largo descenso (fuerte inclinación – S.SO) hasta el fondo del valle de Campbiel (se veía lejos – aprox. 2100 m) y acometer la subida (SE) hasta el Port de Campbiel (2600 m) que nos daría paso a la vertiente sur uniéndonos a la ruta planificada.
    1. Pros: nos permitiría perder altura y escapar del viento y unirnos a la ruta planificada.
    1. Contras: no disponíamos de un track para poder seguir sin errores; no teníamos batería como para confirmar posición; descenso peligroso por terreno muy inclinado; desnivel positivo de 500 m y problemas musculares de David para acometerlos; nueva exposición al viento de noche.
  3. Amarillo claro: Cambiar la dirección de descenso (N) hacia el Lac de Cap de Long (2160 m) a donde llega una carretera. Desde la cumbre había visto el lago y comprobado que el descenso parece relativamente sencillo sin fuerte inclinación. Además, 20 años atrás había subido al Campbiel desde este lago (en verano). Calculo que antes del anochecer estaremos muy cerca del lago.
    1. Pros. Descenso rápido y sencillo hasta el lago; Desnivel negativo;. Carretera o pista alrededor del lago; Posibilidad de contactar con alguien en el muro o carretera del lago, incluso en el refugio del lago.
    1. Contras. En caso de no encontrar ayuda, caminata muy larga hasta la carretera principal, y necesidad de buscar ayuda para transportarnos hasta la estación de esquí Piau Engaly donde está el coche.

Este planteamiento de alternativas lo hago en base a mi memoria de mapa y sobre lo que alcanza nuestra vista. Disponemos de poca batería y además la temperatura es muy baja, como para poder explicar con detalle lo que ha pasado por mi cabeza en unos minutos sobre la aplicación del GPS, sin tener en cuenta que todos no tenemos la misma habilidad para interpretar y orientarse sobre un mapa. David dice que está asustado. Beñat y yo estamos tranquilos. Para mí la mejor opción es la tercera. Tiene muchas ventajas de seguridad frente a una distancia muy larga a recorrer en caso de no encontrar ayuda motorizada. Beñat nos advierte que la carretera llega al extremo contrario del lago y que no existe una pista alrededor de todo el lago. No sé por qué, pero no le escucho (pero más tarde comprobaremos que Beñat tenía razón). David y Beñat coinciden conmigo en que es la mejor opción. Antes de empezar a caminar, decidimos comer algo, guardar los piolets y sacar los bastones. David nos mete prisa. Mis bastones están congelados y, por mucho que lo intento, no consigo abrirlos. David me presta uno de sus bastones. Los bastones ayudan mucho en terreno nevado. Nos ponemos en marcha. David va el primero. Tiene miedo pero mantiene la compostura. Al de un rato pido parar, para cambio de guantes. En la parada anterior, se me enfriaron mucho las manos. No consigo que se calienten y me duele mucho. Me doy cuenta de que los guantes están congelados. En la mochila llevo otro par de guantes más gruesos, para casos de urgencia como ésta. En pocos minutos recupero calor y seguimos avanzando. Tampoco hay que correr. Hay que guardar fuerzas por si el tema se alarga.

Llegamos cerca del lago. Delante hemos encontrado un corte. Intentamos adivinar hasta qué punto de la orilla del lago debemos bajar, y por dónde (no tenemos track de esta zona). Beñat insiste en que no hay una pista que circunvale el lago, y que para llegar al muro y la carretera debemos caminar por el bosque de la ladera sur del lago, ganando altura considerable (Figura 4: Amarillo-Naranja). Yo insisto en que recuerdo una carretera asfaltada y un refugio en el propio muro. Beñat me replica que subió al Campbiel con su suegro hace dos veranos habiendo aparcado el coche en el parking del muro, donde acaba la carretera. Yo estuve hace 20 años y el hace 2 años. ¿A quién hay que creer? A Beñat. Además, Beñat tiene recuerdos de por dónde viene el sendero de verano. Seguramente podremos salvar el corte con poco riesgo. Le seguimos y encontramos cairns que marcan el sendero de verano.

Superada la dificultad, nuestros whatsaps empiezan a sonar. Tenemos cobertura. Son las 20:00 aprox. Beñat y David envían mensajes a casa indicando que estamos bien pero que se nos ha hecho tarde. David escribe a mi pareja. Beñat tiene un leve recuerdo de por dónde se accede al sendero de verano, pero el paisaje es totalmente diferente. Ahora está cubierto de nieve y es de noche. Por suerte, tenemos luna llena y noche estrellada, lo que nos permite ver toda la orografía y tener conciencia de nuestra posición.

Mientras comemos lo último que nos queda, Beñat consigue conectarse, mediante la aplicación Wikiloc, a un track publicado por alguien que siguió el camino de la ladera sur de lago. La alegría es terrible. Sobre todo, la de David. La alegría de David se contagia. Móvil en mano, Beñat se pone primero y seguimos sus pasos, guiados por la aplicación GPS. Estimamos que en 60 ó 90 minutos estaremos en la carretera.

La alegría sólo dura 20 minutos ya que, con el frío, se agota su batería por completo. No tenemos track. David propone utilizar su Wikiloc, aunque asegura no haberlo usado nunca. Lo rechazamos. Hay que guardar la batería de ese móvil por si necesitamos llamar al 112. Seguimos avanzando en la oscuridad según la intuición. Nos encontramos con unas huellas que ascienden ladera arriba. Bieeeennnn!!! Nada más acercarnos nos damos cuenta que son huellas de animales. Ohhhhh!!! Beñat plantea subir por las huellas. A mí en cambio me parece que estamos subiendo demasiado. Me pongo primero y tiro hacia delante. ¿hacia dónde? Entonces recapacito: Yo estuve hace 20 años y Beñat hace 2. ¿A quién hay que seguir? A Beñat. Es su momento de liderazgo. Reconozco mi error y pido a Beñat que tiré él por delante y que siga su intuición. Subimos por las huellas y, ¡eureka! Encontramos un cairn.Todos eufóricos, especialmente Beñat y David. Beñat sigue tirando del grupo, sube, baja, sigue, retrocede. Ha asumido la responsabilidad de guiarnos y ha sacado fuerzas de donde no hay. En la ladera hay pasos un poco expuestos, que, por el cansancio, yo los paso despacio. En consecuencia, me voy quedando atrás. Grito que me esperen. No me oyen. Beñat está muy excitado y no para de hablar. En tanto en tanto encuentran cairns, lo cual anima a Beñat aún más. David le sigue de cerca. No consigo alcanzarles. Tengo que gritar más fuerte para que me oigan y se paren: “tenéis que mirar atrás y comprobar que vamos juntos. Si me caigo no os enteráis y, no podréis ayudarme”.

Hay un momento crítico. Después de pasar a un cairn, llegamos a un punto sin continuidad. Hacia abajo hay corte, hacia arriba otro corte y delante un barranco. Momento de preocupación, pero controlada. Pasamos un rato rastreando atrás, adelante, abajo … sin encontrar un rastro que nos convenza. Llegamos a la conclusión de que debemos atravesar el barranco. Sacamos los piolets y nos encaramados a la pared para pasar con cuidado. ¡Eureka! Encontramos una especie de sendero, y al de un rato, otro cairn.

Después de 4 horas en el bosque llegamos al parking cerca del muro, a las 00.00 a.m. del lunes 6 de marzo. Hay 4 pequeños edificios cerrados (probablemente bares). No hay refugio. Es evidente que este no es el lago que yo recordaba. Y la carretera está cubierta de nieve hasta la rodilla aprox.

Yo tengo mucha hambre. Beñat y David tienen sed. Buscamos en las mochilas si queda algo de comida. Solo a David le quedan dos panecillos tipo Bimbo y un sobre plastificado de chorizo. También queda un traguito de agua para cada uno. Descansamos. Vuelve a entrar cobertura y David tiene la idea de conectarse a GoogleMaps y calcular la distancia hasta la carretera principal: 15 km. Expreso mi esperanza de que probablemente la quitanieves habrá subido hasta la mitad, o ¡igual más!

Suerte que llevamos raquetas de nieve acuestas. Han sido un lastre todo el día, pero ahora es su momento. Los tres estamos a favor de no escatimar en peso en cuanto a elementos de seguridad se refiere. Caminamos en fila, aprovechando la huella del primero. Cada 10 ó 15 minutos nos relevamos. Se hace eterno.

Después de los 5 primeros kilómetros empezamos a acusar el esfuerzo de todo el día. Me doy cuenta que cuando voy primero mis pensamientos son negativos y recurrentes: tengo hambre y estoy cansado. Intento contrarrestarlos con pensamientos racionales: “el cuerpo humano puede resistir sin comer días. No va a pasar nada Asier. ¡Llegaremos!” Pero es Beñat el que peor lo está pasando. Lo ha dado todo en el bosque. Ahora va de bajón. Le cuesta seguirnos y se queda atrás. Hay que parar varias veces para mantenernos unidos. Me coloco tercero, detrás de Beñat, para acompañarle. Me doy cuenta que el beneficio es mutuo: con el solo hecho de mirar el movimiento de sus raquetas, mis pensamientos negativos recurrentes desaparecen.

Vamos pasando kilómetros, y sigue habiendo mucha nieve. No parece que la quitanieves haya entrado en esta carretera. David lleva ya un rato abriendo huella, y Beñat y yo vamos detrás a unos 50 metros. Le pido que pare para darle relevo. David debe regular su esfuerzo y no dañar los abductores. Es importante que nadie se lesione. Hace mucho frío, y parar no es buena idea. Estar caminando nos mantiene relativamente calientes. David dice que bajando por terreno regular no le molesta el abductor y que se encuentra muy bien, de forma que quiere tomar el liderazgo y forzarnos un poco el ritmo.

Hechos 10 kilómetros, encontramos una pequeña cascada a un lado de la carretera. David y Beñat quieren parar y beber. Yo prefiero seguir y llegar: todavía queda por resolver el problema del acceso al coche (20 km desde el final de este camino). Pienso: ¡qué más da 30 minutos más! El problema es que nuestros brazos no llegan a la cascada para rellenar la cantimplora. Beñat me pide que saque un cordino. Lo atamos como podemos y lo sumergimos en la poza bajo la cascada. En cuanto coge peso, la cantimplora se desliza por el nudo, y lo perdemos. Beñat, trabaja en un puesto de mantenimiento. Está acostumbrado a resolver problemillas mecánicos, por lo que no se da por vencido. Sacamos otra cantimplora. Beñat saca el esparadrapo que usamos para proteger los pies de las rozaduras y amarra el cordino con abundante esparadrapo. Funciona. Extraemos agua y bebemos, y bebemos.

Mientras bebemos planteo como abordar el siguiente reto una vez alcanzada la carretera. Estimamos que no antes de las 5 a.m. alcanzaremos la carretera. Mi opción es llamar al 112 y pedir que nos envíen un taxi. Beñat plantea que eso nos puede llevar tiempo de espera, en función de la procedencia del taxi. Él es partidario de parar un coche que circule hacia la estación o bien pedir ayuda en alguna casa cerca de la carretera. Acordamos esto último, y nos ponemos en marcha. Nos estamos quedando fríos. David sigue abriendo huella.

A las 5.00 a.m. pasamos por debajo del pueblo Fabian (en la ladera) y alcanzamos la carretera general D118 (Figura 4: Violeta). Sin quitarnos las mochilas esperamos al primer coche que suba en dirección Piau Engaly. No hay movimiento, ni hacia arriba ni hacia abajo. Pasamos al plan B: despertar a alguien que nos ayude. Al lado de la carretera hay un restaurante, y encima unas ventanas. ¡seguro que alguien vive ahí! Busco el portal. Y empiezo a tocar el timbre de forma insistente. Alguien coge el telefonillo. Solo habla francés. Intento que baje con la palabra emergencia. Baja y le explico nuestra situación. Accede a ayudarnos. Voy a buscar a mis compañeros. David está en la carretera esperando algún coche y Beñat ha encontrado otra casa, pero no quieren prestar ayuda. El chico baja de casa, y nos dice que sólo va a llevar a uno. Es normal, se quiere proteger. Beñat sube con él. En 40 minutos están de regreso. A las 6.00 a.m. emprendemos viaje de regreso a casa.

MIS CONCLUSIONES:

Nuestra actividad alpina acabó con éxito, aunque no en los términos que deseábamos, porque el plan se torció (llegamos mucho más tarde de lo esperado y nos equivocamos en la ruta de descenso) y tuvimos que improvisar bajo nuevas condiciones no previstas. El éxito de llegar sanos y salvos se debe a la actitud positiva hacia el equipo. En este relato se pueden observar ejemplos de exigibilidad individual e interdependencia positiva.

Algunos errores se debieron a fallos de exigibilidad individual:

  • Yo no preví el rápido consumo de la batería de mi móvil.
  • Beñat y David no cargaron los track que les envié.
  • Al pasar por la grieta semi-oculta no avisé a David con suficiente ímpetu.

También ayudaron otras acciones de exigibilidad individual en momentos críticos:

  • El hecho de haber cargado en la mochila un repuesto de gafas y guantes previno una posible ceguera de nieve y un congelamiento.
  • El haber planificado y memorizado la ruta permitió que me percatase del error en nuestro descenso y proponer y evaluar de forma rápida diferentes alternativas de escape.
  • Los tres mantuvimos una actitud positiva, y aunque se mostró preocupación, no cundió el pánico.
  • Beñat me advirtió sobre el error de mi creencia de una pista alrededor del lago, lo que evitó que descendiésemos más de la cuenta.
  • Advertí al equipo de mantenernos unidos para evitar situaciones aún más complicadas en caso de accidente de alguno de nosotros.

Y sobre todo, facilitaron el éxito las siguientes acciones que generan interdependencia positiva:

  • Presté mis gafas de repuesto a David, cuando las perdió en uno de los corredores.
  • David me prestó uno de sus bastones, cuando los míos estaban inutilizados por congelación.
  • David compartió la comida y el agua que le quedaba.
  • Beñat arriesgó su cantimplora para que todos pudiéramos beber.
  • Beñat ofreció su destreza para que todos pudiésemos beber.
  • Compartimos liderazgos: yo aporté mis conocimientos y experiencia en la evaluación de alternativas; Beñat buscó el sendero por el bosque en base a sus recuerdos, David abrió huella cuando sus problemas musculares ya no se lo impedían, y Beñat y yo tomamos iniciativa para buscar ayuda.
  • Tomamos decisiones de forma colectiva.
  • Mantuvimos el equipo unido.
  • Nuestra actitud fue positiva a pesar de la adversidad y potenciamos el espíritu de equipo.

¿Cómo han reaccionado los alumnos?

A esta clase acudieron el 50% de los alumnos matriculados. En ella no se enseñan cosas específicas de técnicas de ingeniería que puedan preguntarse en el examen, sino que se enseñan habilidades transversales que sirven para el crecimiento personal, claves para un desarrollo profesional saludable. De aquí se extraen una respuesta que no es generalizable, pero si significativa: hay alumnos que vienen a aprender y otros que vienen a aprobar. Y hay que asumir ambas opciones.

Una clase normal dura 50 minutos, sin embargo, mi exposición se alargó hasta 80 minutos, de manera que empleé los 30 minutos que disponen los alumnos para descansar a media mañana. Mi planificación de tiempos fue errónea. Sin embargo, observé a los alumnos muy interesado. Ninguno se levantó y se distrajo en el tiempo extra, lo cual me hace pensar que estuvieron muy interesados.

¿Qué será lo siguiente?

Cuando preparé la clase, mi plan era pedir a los equipos que una segunda sesión los equipos analizasen y reconociesen las obligaciones de exigibilidad individual y de interdependencia positiva, que han cumplido e incumplido, durante el trabajo equipo para diseñar el proceso industrial para producir aceite secante. También que analizasen en qué medida ha afectado a la eficiencia del equipo y al éxito de la actividad; y si creen que han actuado como un equipo o como un grupo. En definitiva, mi pretensión era que los alumnos hicieran una autoevaluación.

Sin embargo, no les he propuesto nada de lo planteado por dos razones: 1) me había pasado ya del tiempo esperado (60 min) y 2) al haber transcurrido ya unos meses desde que habían terminado la tarea de equipo, podía reabrir heridas en algunos equipos (porque no todas las relaciones han sido de color de rosa). Confío en que cada alumno hará su propia autoreflexión y autoevaluación de manera interna.

Pero les he lanzado una propuesta aún más atrevida: me he ofrecido a compartir una experiencia en equipo, fuera del aula, en la montaña. Un grupo de los alumnos, ha respondido que sí. Nos queda planificar cuándo y a dónde: Vignemale (3298 m), Aneto (3404 m), Midi-d’Ossau (2884 m).

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